Es el momento de la economía social y cooperativa

Hablaré de economía social y cooperativa, en lugar de economía social y solidaria, pues me parece un término mucho más amplio al considerar también las empresas sociales con ánimo de lucro. Lo que, por un lado, facilita que pueda ser atractiva y aprovechada por muchos más sectores y personas y, por otro, al mismo tiempo impulsa los valores inherentes al cooperativismo: compromiso social, participación, equidad, libertad, control democrático, respeto por el entorno, independencia,…. Me parece un concepto mucho más aceptable para mucha más gente y por tanto más útil como instrumento de mejora social..

Tampoco quiero hablar sólo de economía social, pues, en ella se incluyen formalmente organizaciones que no comparten absolutamente ninguno de los valores que antes he mencionado.

La gran virtud de la economía social y cooperativa (ESC) es su libertad e independencia, que las cooperativas tienen entre sus principios, y creo que por ello posee una gran capacidad de atracción y influencia social. Considero un error estratégico encerrarse sobre sí misma promoviendo mercados cerrados y modelos que responden en el fondo a un planteamiento político romántico y reduccionista.

Al contrario, hoy es más oportuno que nunca desbordar los límites de la ESC, facilitando el acercamiento a aquellos sectores en los que ésta puede ofrecer soluciones a las necesidades de personas y colectivos que no encuentran alternativas realistas o están desilusionados con las soluciones de la economía convencional.

Hay que  difundir y ampliar la economía social y cooperativa proyectando su influencia en muchos campos en los que sus propuestas resultan atractivas y apropiadas.

El momento es ideal porque se combinan una serie de factores. La sociedad está más interesada y receptora que nunca en iniciativas que incorporen valores como la participación, la transparencia, la equidad y el bien común, como lo demuestra el auge de los movimientos sociales y las nuevas directrices de impulso de la economía social desde las administraciones de ciudades como Barcelona, Santa Coloma y Badalona, pero también Madrid, Cádiz y València, no es un fenómeno barcelonés. Los valores de la economía social y cooperativa son hoy más que nunca los valores de nuestra sociedad.

Y al mismo tiempo, vivimos desde hace un tiempo  una situación de exceso de liquidez y bajos tipos de interés. Esta situación tiene en algún sector una derivada nefasta, como la presión al alza del coste del alquiler y la vivienda en Barcelona por ser refugio de grandes fondos de inversión y el efecto llamada que provocan. Pero también está facilitando que la mirada de los inversores se amplíe a sectores hasta ahora fuera de su interés y que sus expectativas de retorno de la inversión se moderen. Hoy hay más inversores sociales que nunca dispuestos a invertir con nuevos instrumentos en las empresas sociales.

Si tradicionalmente en nuestro país la  financiación se ha realizado via bancaria, de forma casi exclusiva, cada vez hay más empresas que incorporan financiación no bancaria en sus inversiones. No es un problema de financiación, dinero hay, en los bancos y fuera de ellos. No hay más que observar el crecimiento y especialización de las plataformas de crowfunding, pero también la normalización de otros instrumentos como el préstamo participativo y la emisión de obligaciones cada vez más utilizados.

Quiero resaltar aquí, como un elemento importante, la puesta en marcha de FIARE BANCA ETICA, la banca ética y cooperativa por excelencia, que por fin opera con absoluta normalidad, ofreciendo a las empresas sociales toda la cartera de servicios que estas necesitan para desarrollar su actividad.

Pero, cómo podemos aprovechar la oportunidad para impulsar la economía social y cooperativa. Desde mi experiencia en el cooperativismo me permito apuntar algunas ideas, siempre pensando que la oportunidad y la responsabilidad ahora es ensanchar el ámbito de influencia.

  • En la universidad: creando espacios abiertos para el aprendizaje compartido, dando instrumentos para el conocimiento y desarrollo del emprendimiento colectivo. Impulsar estudios y análisis de experiencias de gestión comunitaria del bien común que puedan inspirar. Las empresas basadas en el conocimiento tienen características que, a priori, las hacen ideales para crear una cooperativa (baja inversión inicial, equidad, igualdad laboral), en cambio hace tiempo que se ha instalado el modelo de creación de empresa con el sólo objetivo de poderla vender en 3-4 años al mayor precio posible. Es un modelo perverso y especulador contra el que desde los estamentos adecuados debería promoverse otro basado en la estabilidad empresarial, la satisfacción de necesidades reales de la gente y la participación.
  • Desde el fomento institucional (federaciones, administración): normalizando la fórmula cooperativa como una alternativa apropiada para cualquier actividad, facilitando espacios i mecanismos de garantías, impulsando el concepto del liderazgo distribuido. Promoviendo experiencias referentes (vivienda social, vivienda intergeneracional, …), participando junto a los municipios en programas de cooperativización de las esferas social y económica.
  • Reivindicando las cooperativas de trabajo con ánimo de lucro, todas las empresas deben tener beneficios para poder realizar su objeto social de forma duradera. El reparto de los beneficios entre las socios trabajadores, después de dotar los fondos legales, es un instrumento ideal de democratización económica.
  • Para aquellos municipios en los que la participación es una seña de identidad podría impulsarse algún programa que facilitase la mejora del primer y más básico marco de participación como son las comunidades de vecinos, desgraciadamente un espacio en el que en las más de las ocasiones se genera frustración y absentismo.
  • Desde la FP: para los jóvenes: formación, experiencias, acompañamiento. Estableciendo convenios con las pimes del barrio, facilitando las prácticas empresariales y la primera experiencia laboral.
  • Desde las organizaciones empresariales: Impulsando programas de colectivización de la sucesión de la empresa familiar. Facilitando la presencia de los trabajadores en los consejos de administración, no desde una perspectiva sindical sino claramente empresarial, no se trata de defender los derechos de los trabajadores sino de defender la empresa porque los intereses de trabajadores y propiedad son los mismos, generar trabajo y riqueza a través de la realización de su objeto social, si no hay beneficio no habrá empresa, si no hay trabajadores tampoco, hay que reconocer que los tiempos en que el capital era el paradigma han cambiado, ahora somos las personas.
  • Las cooperativas de servicios en el pequeño comercio y de profesionales autónomos, son también buenas propuestas para facilitar la defensa ante los grandes, en un caso, y la mejora de los costes, en otro. El impulso de modelos en los que se promueva la participación y la equidad puede facilitar la estabilidad de estas iniciativas, que en otros países no son siquiera consideradas como economía social (caso de Francia).
  • Promoviendo la creación de instrumentos para la capitalización de las cooperativas y la construcción de equipamientos productivos.

“UNRISD reconoce la necesidad de integrar preocupación social, economía y medioambiente (leit motiv de la economía social i cooperativa) cuando se trata de la alimentación, la salud, la vivienda, el trabajo, la mujer, el desarrollo industrial” (Marguerite Mendell , Universitat de Concòrdia, Montreal ·Economia social: Evidència i motor de cambio del paradigma econòmico, URL, 15/10/15). Se constata el fracaso del paradigma que separa los problemas económicos y sociales.

“¿Qué capacidad tiene la economía social y cooperativa para responder a las necesidades y aspiraciones de los ciudadanos y de diseñar instrumentos  de desarrollo para cumplir con estos objetivos? (Margarite Mendell)”

La capacidad aumenta en las regiones donde es más que la suma de sus empresas, organizaciones y asociaciones, en la que se da un enfoque sistémico, en una constelación de redes, movimientos sociales, intermediarios locales y regionales, que trabajan juntos para crear instrumentos de desarrollo en las finanzas, el apoyo a las empresas, la formación, la investigación y la construcción de políticas públicas.

¿EROSKI DEBE DEJAR DE SER UNA COOPERATIVA PARA PAGAR SU DEUDA?

La pregunta lanzada así, a quien no tiene nada que ver ni decir en el asunto, puede parecer una solemne tontería, sin embargo algunos diarios como La Vanguardia en su edición de 21 de abril o El Economista en la suya de 19 de abril, no tienen escrúpulos en titular “La banca presiona a Eroski para que deje de ser cooperativa” o “Eroski dejará de ser cooperativa si no logra financiar su deuda”.si “googuelamos” (investigamos en la red) un poco veremos que hay otro artículo de 18 de abril (El Confidencial), del que probablemente se nutran los otros dos medios, que de forma muy diferente y más responsable titula así: “La banca rechaza refinanciar la deuda de Eroski por las amenazas de Amazon y Mercadona”, que aunque tiene un estilo de matón de barrio (cosas del periodismo mal entendido que nos toca vivir estos días), se ajusta más a la realidad de la empresa cooperativa.La supuesta solución que parece suponer la renuncia a la fórmula cooperativa no lo es ni por asomo o al menos no lo es para los socios trabajadores de Eroski. Según parece el problema grave es la deuda elevada que contrajo tras la compra de Caprabo, una deuda que hoy es mayor que el valor de la cadena de supermercados. ¿Les suena esta situación? La banca te deja un dinero para que compres, pero el mercado está entonces alto, la crisis reduce el valor de lo comprado, de forma que aunque vendas ahora seguirás debiendo a la banca porque te van a dar mucho menos. Algo que les ha pasado a miles de españoles con sus hipotecas y que el legislador español se niega a modificar para no dañar a la banca en perjuicio de los ciudadanos. Pero no nos desviemos, volvamos a Eroski.

Puede que la decisión tomada sobre Caprabo se haya demostrado terriblemente mala para la empresa cooperativa.

Puede que la situación en el sector de las grandes superficies sea difícil por la amenaza del comercio electrónico y muy especialmente por la voracidad demostrada por Amazon.

Puede que la entrada de Mercadona en el País Vasco, que no es precisamente ninguna hermanita de la caridad en cuanto a trato laboral o a proveedores se refiere, esté quitando algunas ventas a algún super de Eroski.

Puede que la empresa cooperativa esté soportando pérdidas en centros fuera del País Vasco.

Puede que no esté generando la caja necesaria para devolver el préstamo a la velocidad que a la banca le gustaría.

Pero todo eso tiene nada que ver con la fórmula cooperativa, de hecho podríamos estar hablando perfectamente de El Corte Inglés, cuyo presidente hace unos días reclamaba la puesta en marcha de un Amazon europeo para hacer frente a la entrada del gigante americano. Y a ninguno de estos medios se le ocurriría titular “La banca exige a El Corte Inglés que deje de ser una empresa familiar”.

La reducción de la deuda y la generación de caja no tienen nada que ver con la fórmula societaria, son soluciones de gestión empresarial que toman las empresas cuando las necesitan, las empresas cooperativas también, por supuesto. Parece que para unos cuantos redactores atacar las cooperativas sume puntos ante sus neoliberales amos.
Al filo del tema Amazon, a las grandes superficies les ha faltado tiempo para reclamar la libertad de horarios, aquí cada uno mira por su negocio y los demás que se j… Cuando en realidad el comercio electrónico obliga a ponerse las pilas a todo el mundo: grandes y pequeños comercios y consumidores también. Puede que comprar fruta y verdura por Amazon Premium sea cool, pero debemos ser conscientes, como consumidores activos con capacidad de intervención, que al hacerlo reducimos los ingresos de los pequeños comerciantes y favorecemos la extorsión de los pequeños distribuidores que nos van a traer la compra a casa (es un sector que se paga en torno a 1 euro por entrega).

Gracias a la fórmula cooperativa Eroski ha mantenido su independencia hasta ahora. Sus 8.000 socios decidieron en asamblea ajustar sus sueldos para que la empresa mejorara sus cuentas. De estos 8.000 más del 80 % son mujeres entorno a los 43 años. El plan que propone la banca, asesorada por grandes auditoras, quiere en el fondo vender activos para reducir deuda, algo que puede tener sentido en muchos casos, y Eroski ha hecho los deberes (amortizó 167 millones en 2017, por ejemplo), pero la banca quiere más porque está asustada y no entiende de personas, y si de ese más va a resultar el despido de muchas trabajadoras es algo que la dirección de la cooperativa no quiere contemplar, la cooperativa se debe a sus personas socias no al capital Y esto es lo que muchos no entienden.

Los problemas de Eroski son problemas de gestión, como los de El Corte Inglés o de Mercadona, nada tienen que ver con la fórmula societaria. Sin duda la competencia de Eroski estaría encantada de poder comprar un trocito o toda la empresa, ya sabemos que para los grandes empresarios el objetivo de tener el monopolio de un sector es su ideal de gestión (Joan Roig de Mercadona controla más del 24% del mercado, por delante de Carrefour), ¿puede que haya intereses ocultos detrás de la posición de la banca? No cabe duda que con las soluciones que propone la banca, si Eroski se transformara en sociedad anónima muchas trabajadoras se irían a la calle. Lo que Eroski necesita s tiempo y buena gestión, lo primero depende de la banca, lo segundo de los socios de la cooperativa.

Las soluciones que propone la banca y sus consultoras ser rigen por la lógica capitalista en la que el poder es del capital y no de las personas trabajadoras, independientemente del capital que hayan aportado, como pasa en las cooperativas. Es verdad que por eso la banca les gustaría que dejase de ser una cooperativa, para hacer y deshacer, buscando sólo satisfacer los intereses de la banca, o mejor dicho de sus accionistas. Quizás alguien debiera recordarles a los accionistas de la banca española que el rescate se realizó con dinero de todas las personas trabajadores de este país y que debieran ser estos los intereses que defiendan en primer lugar, con los miles de millones que pusimos los ciudadanos de este país deberíamos tener el control y los derechos sobre esos bancos.

Desde nuestra posición debemos defender el mantenimiento de los puestos de trabajo y ahora mismo eso pasa por defender la empresa cooperativa Eroski y no socavar la confianza de proveedores y ciudadanos.

LOS FONDOS DE PENSIONES PUEDEN SER UN INSTRUMENTO DE TRANSFORMACIÓN SOCIAL (y 2)

No estamos solos y sabemos cómo hacerlo

Antes hablábamos de los movimientos sociales, como 350.org, que reclaman y promueven que los fondos de pensiones desinviertan en sociedades que posean y exploten reservas de petróleo y gas, como ha hecho recientemente el fondo de pensiones ligado a los trabajadores del ayuntamiento de Nueva York.

También hay que invierten sólo en fondos socialmente responsables, como hace FONDACTION, un fondo de ahorro para la pensión promovido por la Central de Sindicatos Nacionales de Quebec (Canadá), que invierte exclusivamente en pequeñas y medianas empresas con el objetivo de darle un claro sentido al dinero ahorrado por los trabajadores: “que sirva para crear y mantener puestos de trabajo“. FONDACTION está ofreciendo actualmente una rentabilidad de más del 7% a sus accionistas, muy por encima de la mayoría de los fondos de inversión de nuestro país.

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En Francia, gracias a la Ley de Modernización de la Economía de 2008, se crearon los “Fondos solidarios 90-10”, fondos de empresa de ahorros para la jubilación, en los que un mínimo de un 5% y un máximo del 10% del patrimonio ha de estar invertido en entidades no cotizadas de economía solidaria, que es como se conoce en Francia a la economía social, pueden ser empresas sociales, intermediarios financieros para éstas o instituciones de microfinanzas.

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Actualmente existen 61 “Fondos 90-10” que gestionan más de 6.000 millones de euros y han invertido 354 millones en la economía solidaria francesa. Un 42,5% vía capital en sociedades que realizan intermediación financiera para la economía social, es decir invierten en actividades con una potente utilidad social o medioambiental, proponiendo a estos proyectos servicios de acompañamiento que ayudan al buen fin de los mismos. Los sectores de inversión son variados, desde la vivienda social, los equipamientos sociales, la agricultura ecológica, las energías renovables o el comercio justo en países sin recursos.

En nuestro país ya existen, y es importante que vayan conociéndose, iniciativas cómo la apuntada antes, que pueden cumplir con los mayores requerimientos de responsabilidad social y al mismo tiempo con los de seguridad, diversificación y rendimiento que son exigibles a estos fondos. Máxime cuando son fondos que gestionan los ahorros para la jubilación de las personas trabajadoras e idealmente deberían ser invertidos en coherencia con los valores de éstas.

Los representantes de los trabajadores pueden jugar un papel activo en la modernización y actualización de fondos de pensiones de empresa mediante actuaciones de desinversión en combustibles fósiles e inversión en empresas sociales no cotizadas mucho más acordes con sus valores, y todo ello sin perder rentabilidad ni seguridad de sus inversiones.

Para poder hacerlo, primero creemos necesario que los sindicatos tengan un papel activo en las comisiones de control delante de las sociedades gestoras de sus fondos:

• Primero, los sindicatos deben plantear a las gestoras de fondos de planes de pensiones la desinversión en combustibles fósiles y la inversión en empresas sociales.
• En segundo lugar, las gestoras deben aprovechar los recursos existentes para conocer y analizar las nuevas entidades que pueden ser destino de una parte muy pequeña del fondo, pero cualitativamente muy significativa.
• Y en tercer lugar, la legislación española debe modernizarse para facilitar la canalización del ahorro de los contribuyentes de forma segura y al mismo tiempo acorde con los valores de éstos.

Si las personas trabajadoras y sus representantes se esfuerzan por actuar de forma coherente con sus valores para asegurar un futuro mejor social y medioambientalmente también deberían exigirlo en cuestiones tan importantes como la gestión de los planes de pensiones. Las personas autoras de este artículo creemos que es posible hacerlo, sólo hay que ponerse.

Definición de empresa social según la UE

Me parece interesante reproducir la definición que la Dirección General de Empleo, Asuntos Sociales e Inserción de la Unión Europea da para la empresa social:

Es una empresa que:

  1. Tiene como objetivo primordial el logro de un impacto social positivo y cuantificable, en lugar de generar beneficio para sus propietarios, socios y accionistas, en cualquier caso el beneficio es necesario para poder realizar su objetivo. Una empresa que proporciona bienes o servicios que generan un retorno social, y/o adopta un método de producción que encarna su objetivo social.
  2. Utiliza sus ganancias ante todo y en primer lugar para lograr su objetivo principal y tiene predefinidos los procedimientos y normas que regulan cualquier distribución de beneficios entre accionistas y propietarios de forma que aseguren que dicha distribución no minimice el objetivo principal.
  3. Se gestiona con diligencia, responsabilidad y transparencia, en especial involucrando a los empleados, clientes y partes interesadas afectadas por sus actividades comerciales.

Parece que con esta definición muchas de las empresas sociales que hoy se presentan como tales en algunos foros de inversión no lo serían, así como tampoco las cooperativas excepto las de iniciativa social.

Gracias FIARE BANCA ETICA

Si, hay que reconocerlo, gracias FIARE BANCA ETICA, aunque haya quedado relegado como un actor minoritario, el programa CAPITALCOOP, de ayudas para la capitalización de las cooperativas catalanas, se lo debemos a FIARE BANCA ETICA.

BANCA POPOLARE ETICA fue quien inspiró el proyecto, fruto de una colaboración con FINLOMABARDA, el equivalente en Lombardia de nuestro ICF, y con el FSE. El programa CAPITALCOOP es una traslación adaptada a nuestras circunstancias administrativas de aquel programa, que estaba dirigido, y así nació también aquí, sólo a las cooperativas de iniciativa social y cuyo éxito posibilitó que más de 3.000 personas y más de 1.000 cooperativas pudieran mejorar su solvencia en condiciones inmejorables, impulsando la estabilidad de los puestos de trabajo creados para los socios nuevos.

Produce una cierta pena ver como el inspirador y quien ha aportado todo el conocimiento, queda relegado a un segundo plano y, además lo acepta con resignación y humildad, lo que todavía dice mucho más de FIARE BANCA ETICA.

Como mínimo, quiero desde estas páginas reconocer y agradecer el trabajo de FIARE BANCA ETICA para poner en marcha CAPITALCOOP, aunque sólo sea honor y gloria se lo merecen más que nadie.

Una dirección financiera compartida

Desde mi experiencia en la dirección de la sociedad GICOOP, dedicada a la financiación de cooperativas mediante préstamos y títulos participativos, existe una necesidad de las empresas que la mayoría de ellas no percibe, pero que a ojos de una entidad financiera es perentoria, una dirección financiera estable.

Es una necesidad general de las pequeñas empresas relacionada con la mayor complejidad derivada del propio desarrollo empresarial y del entorno, y no está relacionada con la fórmula societaria.

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Nos hemos encontrado con empresas que apenas llevan ningún control de la tesorería. Otra ha imputado como gasto la compra de maquinaria. En otra se modifican los criterios de amortización a conveniencia o se contabilizan a precio de coste como existencias productos obsoletos.

Y cuando las empresas han de presentar una solicitud de nueva financiación que exige un dossier financiero con las proyecciones de balance, cuentas de resultados y flujo de caja la cosa se soluciona acudiendo, en el mejor de los casos, a un consultor para que nos ayude.

En este último ejemplo real, lo que suele ocurrir es que la empresa no asume el plan de negocio o dossier financiero como propio, como un instrumento útil de trabajo, sino únicamente como un requisito formal para acceder a la financiación.

Todas las situaciones anteriores quedarían resueltas con la existencia de una dirección financiera estable.

¿Cómo hacer que las empresas visualicen esta necesidad? ¿Y cómo hacer que reconozcan el valor de su trabajo? ?Qué características debe tener?

Para las pequeñas empresas no es justificable tener una dirección financiera (o comercial) a tiempo completo, eso está claro.

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Pero, ¿Y si compartimos la dirección financiera? Una dedicación media de un dia a la semana de una dirección financiera experta es suficiente para la mayoría de las pequeñas empresas y su coste se comparte con otras y todas se benefician.
En el caso de las cooperativas las entidades representativas podrían poner en marcha programas de impulso de este tipo de soluciones estables. Algunas empresas como Sambucus, Delícies del Bergadà, El Rosal y Espigoladors han empezado a compartir un comercial. Nos muestran el camino

Lliurament del COMPROMISOS TEB

El passat 9 de març vaig tenir la satisfacció d’assistir a l’acte de lliurament dels COMPROMISOS TEB, obligacions emeses pel Grup Cooperatiu TEB a 3 anys amb un rendiment del 3,75%.

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A l’acte va assistir l’Honorable Conseller Andreu Mas-Colell amés d’altres personalitats de l’entorn de la cooperativa.

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En el mateix acte es va celebrar una assemblea extraordinària en la que es va rendir comptes dels comptes provisionals de 2014 i de les inversions fetes amb el finançament utilitzat, en un clar exemple de transparència cap els socis i, aquesta és la novetat, pels tenidors dels COMPROMISOS TEB.

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Amb el lliurament dels COMPROMISOS TEB es culmina un bonic projecte de finançament alternativa que, tal com em va demanar el Director General de TEB, Francesc Martínez de Foix:

  • Contribueix a finançar la cooperativa al marge dels bancs.
  • Dona sentit a l’estalvi de socis, amics i familiars.
  • Ofereix més rendiment al seu estalvi.

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És necessari ressaltar que els COMPROMISOS TEB són títols legítims, exigibles i transmissibles. Francesc Martínez de Foix va dir que ja n’hi ha una petita cua de gent esperant per adquirir els títols que els tenidors vulguin vendre i que abans de l’estiu se’na farà una nova emissió.

El mateix Conseller en el seu parlament va ressaltar la importància social i econòmica del Grup Cooperatiu TEB i la seva intenció d’adquirir nous COMPROMISOS TEB.

Motes felicitats a la cooperativa per aquesta bona pràctica!!

Emisión de valores negociables por cooperativas

Muchas sociedades anónimas, cotizadas y no, utilizan la emisión de valores negociables (pagarés, obligaciones, títulos,…) como una forma alternativa de financiarse. En este artículo intentaré dar respuesta a por qué son poco utilizadas las emisiones de deuda por las empresas no anónimas, quien las puede utilizar y cómo puede hacerlo.

Este trabajo no habría sido posible sin el desarrollo jurídico y procedimental realizado por Lluis Ahicart del despacho Zayas & Ahicart.“…..

EMISIÓN DE VALORES NEGOCIABLES: OBLIGACIONES I TÍTULOS PARTICIPATIVOS

“No obstante, la emisión de obligaciones simples o con garantía real, hipotecaria o pignoraticia por asociaciones y otras entidades o personas jurídicas, que no hayan adoptado la forma de anónimas, carece de normas adecuadas y suficientes……

….

En su virtud, y de conformidad con la propuesta elaborada por las Cortes Españolas,

DISPONGO

Artículo primero….

………………………..

Dada en el Palacio de El Pardo a veinticuatro de diciembre de mil novecientos sesenta y cuatro.

FRANCISCO FRANCO”

He reproducido fielmente parte del encabezado y el final de la Ley 211 de 1964, que hasta hace muy poco regulaba las emisiones de obligaciones simples o con garantía real, hipotecaria o pignoraticia para las sociedades que no tienen la forma de anónimas.

Las sociedades anónimas han sido objeto de regulación detallada y continuada, pero en lo relativo a la emisión de obligaciones es especialmente relevante la Ley de sociedades de capital (Real Decreto 1/2010, artículos 401 y siguientes) y la Ley 24/1988 del Mercado de Valores, la Ley 5/1999 y la Ley 5/2015.

De acuerdo con esta legislación vigente se consideran valores negociables:

  • Las acciones de sociedades y los valores negociables equivalentes a las acciones, así como cualquier otro tipo de valores negociables que den derecho a adquirir acciones o valores equivalentes a las acciones, para su conversión o para el ejercicio de los derechos que le sean conferidos.
  • Los bonos, obligaciones i otros valores análogos, representativos de parte de una deuda, incluidos los convertibles o cambiables. 
  • Las cédulas, bonos y participaciones hipotecarias.
  • Las participaciones preferentes.
  • Las cédulas territoriales. 
  • Los “warrants” demás valores negociables derivados que confieren el derecho a adquirir o vender cualquier otro valor negociable,
  • …….

En general los instrumentos utilizados para formalizar la emisión de deuda por las empresas son instrumentos subordinados. Los instrumentos financieros subordinados son aquellos que, en caso de quiebra y posterior liquidación de la empresa, se pagará a los tenedores de los títulos después de pagar todas las deudas ordinarias, su orden de prelación se sitúa por detrás de todos los acreedores ordinarios y justo antes que los socios propietarios. Esto normalmente implica que los poseedores de deuda subordinada sacrifican capacidad de cobro a cambio de rendimiento financiero.

El título participativo es un tipo de valor negociable que puede constituir y crear una deuda en las empresas mediante la emisión de series numeradas de ellos. Es una modalidad de financiación ajena. El poseedor del derecho de cobro de la deuda, formalmente acreditado mediante un título físico y/o una anotación contable, es generalmente ajeno a la empresa (los propios socios, familiares, trabajadores o público en general).

En este sentido, Los títulos participativos son un instrumento complejo, flexible, alternativo y de riesgo , por lo que debe ser utilizado conforme a la legislación vigente y con la debida prudencia, conocimiento y transparencia por parte de las empresas emisoras.

Emisiones garantizadas

Las obligaciones i títulos participativos simples son “riesgo empresa” no tienen asociada una garantía real, hipotecaria o pignoraticia. Pero podrían tenerla si así lo define el acuerdo de emisión.

Una emisión de títulos (u obligaciones) puede estar garantizada por:

  • Una hipoteca mobiliaria o inmobiliaria.
  • Con la garantía del Estado, comunidad autónoma, provincia o municipio.
  • Por prenda de valores, con o sin desplazamiento.
  • Con aval solidario de una entidad de crédito.
  • Con aval solidario de una sociedad de garantía recíproca inscrita en Registro del Ministerio de Economía y Hacienda.

QUIEN PUEDE EMITIR VALORES NEGOCIABLES

La ley de sociedades de Capital, en su texto refundido del Real Decreto 1/2010, artículo 401, establece que “La sociedad anónima y la sociedad comanditaria por acciones pueden emitir series numeradas de obligaciones u otros valores que reconozcan o creen una deuda”.

Y en el artículo 402, excluye a las sociedades de responsabilidad limitada, cuando dice: “La sociedad de responsabilidad limitada no podrá acordar ni garantizar la emisión de obligaciones u otros valores negociables agrupados en emisiones”.

La Llei de cooperatives catalana 18/2002 de 5 de juliol, a l’artículo 62 apartados 2 i 3, prevé la posibilidad de que las cooperativas puedan emitir títulos participativos y participaciones especiales que tendrán la consideración de deuda subordinada. Esta Ley más la Ley 211/1964 amparan la legitimidad de las cooperativas para realizar emisiones de valores numerados y negociables.

En conclusión, en Catalunya además de las sociedades anónimas, las sociedades comanditarias por acciones, también las sociedades cooperativas pueden emitir valores negociables, como las obligaciones o los títulos participativos. En otras comunidades autónomas queda sujeta esta potencialidad a que la ley de cooperativas autonómica contemple la posibilidad de emisión.

Compromisos TEB, estalvi cooperatiu

Estamos ante un muy útil instrumento financiero alternativo al crédito bancario que debe ser utilizado con prudencia, conocimiento y ética extremas por parte de las empresas y sus responsables. Ya hemos visto recientemente que las malas prácticas empresariales en la emisión de deuda subordinada (caso de las “preferentes”) puede dañar seriamente el entorno de confianza de las empresas.

REQUERIMIENTOS DE LAS EMISIONES

Las emisiones de obligaciones y títulos participativos para ser legítimos y exigibles han de un conjunto de requerimientos legales, algunos como los que se citan a continuación como más importantes:

  • El total de emisiones vivas no puede ser superior al valor de capital social y reservas de la empresa.
  • Si se trata de una emisión dirigida al público ha de haber una entidad independiente que preste el servicio de colocación y se ha de ceñir a las normas de la Comisión Nacional del Mercado de Valores.
  • El acuerdo con las características de la emisión se ha de elevar a público y inscribir en el Registro Mercantil.
  • La emisión de obligaciones y títulos participativos por las cooperativas es competencia de la Junta o Asamblea General.

El acuerdo de emisión ha de definir las características de ésta y de los títulos, por ejemplo:

  • El importe de la emisión.
  • El valor nominal de cada título.
  • El vencimiento.
  • La remuneración, fija o variable.
  • El derecho o no de asistencia a la Asamblea General
  • Si es un título nominal o al portador.
  • Si son o no garantizados.
  • Si son títulos u obligaciones convertibles.
  • Si la empresa se reserva el derecho de amortizar anticipadamente la emisión.

Sólo en el caso de que el acuerdo de emisión establezca que los títulos participativos son a perpetuidad y la remuneración no es fija se considerarán parte del Patrimonio Neto. En cualquier otro supuesto se considerarán un pasivo exigible de carácter subordinado (como los préstamos participativos).

Si la emisión va destinada al público en general, deberá solicitarse a la CNMV que regule aspectos claves de la emisión y comercialización para proteger los inversores u obligacionistas (especialmente después de algún caso sonado como Nueva Rumasa o “las preferentes”).

A diferencia de las obligaciones, el título participativo permite transmitir al inversor una parte del aumento de valor de la empresa mediante la participación en el resultado.

A diferencia del préstamo participativo, el título participativo se amortiza a la fecha que determine la empresa y fijada en la emisión.

Los valores negociables no conllevan derechos políticos pero si de información, es decir, los poseedores (obligacionistas) de títulos participativos u obligaciones  NO tienen derecho a voto, pero la cooperativa puede regular, si le interesa, que puedan asistir con voz a la Asamblea General. Si los obligacionistas no tienen derecho de asistencia a la Asamblea General deberá constituirse el correspondiente sindicato de obligacionistas.

CONCLUSIONES

Hemos descrito un instrumento de financiación ajena con mucho potencial que ha sido històricamente poco aprovechado por las empresas cooperativas.

Hemos indicado la legislación aplicable, los requerimientos y quien y cómo se puede utilizar legítimamente este instrumento. Con los requerimiento escrupulosamente cumplidos se pueden emitir series de títulos participativos legítimos y exigibles.

Ha quedado claro que sólo las sociedades anónimas, las sociedades comanditarias por acciones y las cooperativas pueden emitir series de valores negociables conformes a ley.

En cualquier caso ,dados los recientes cambios aconsejo acudir a un despacho especializado y consultar la nueva ley 5/2015 de 27 de abril sobre financiación empresarial.

Sólo me queda animar a las empresas cooperativas a aprender a utilizar este tipo de instrumentos complejos, que pueden favorecer una financiación alternativa y al mismo tiempo un anclaje de la empresa entre su entorno más estable, comprometido y amplio.

Emprendimientos comunitarios sostenibles

Recientemente he podido visitar Ecuador y tomar contacto con unas cuantas empresas basadas en la comunidad. Entre otras muchas y agradables sensaciones he tenido una que ya había experimentado con anterioridad en Mozambique. Existe entre los proyectos de empresas sociales en países con pocos recursos, una especie de adicción a la cooperación internacional para financiar los proyectos, especialmente aquellos que necesitan una inversión material en infraestructura, maquinaria, instalaciones, vehículos, construcciones, etc.

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Son proyectos muy variados, en sectores como la salud, la educación, el desarrollo comunitario, la educación ambiental, el turismo ecológico, el turismo comunitario, la producción agroecológa. Proyectos muy bonitos, con una gran capacidad de generar ilusión y entrega por parte de usuarios, productores, cooperantes, entidades financiadoras, público europeo en general. En la mayoría de los casos es esta capacidad y el esfuerzo continuado de los usuarios lo que explica el éxito de algunos de los proyectos.

Muchos de estos proyectos se han planteado casi desde una óptica empresarial, tratando de crear empresas locales sociales económicamente sostenibles. Aunque es evidente que para esas comunidades receptoras es impensable disponer de los recursos propios iniciales suficientes para poner en marcha la empresa, no lo es tanto que la actividad de la empresa no pueda generarlos.

Por ejemplo, si se entregan unos molinos de grano para mejorar la alimentación en una comunidad, debe realizarse con un plan de negocio que considere la amortización del molino a la hora de calcular el precio de venta de la harina (aunque haya sido una donación!), de esta forma se genera el dinero suficiente para su reposición sin haber de esperar a un nuevo proyecto de ayuda. En Mozambique lo hicimos y salían los números. Con todo en muchos casos, aún vendiendo a precio de mercado apenas se generan beneficios, pero esto viene derivado las más de las veces por ineficiencias en ciertos procesos, especialmente la comercialización y baja productividad.

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Como toda adicción, la situación genera malos hábitos y así las comunidades esperan un nuevo proyecto que done una nueva maquinaria, en el fondo, el modelo es insostenible así planteado. Los proyectos de cooperación deberían contar, para el diseño de los proyectos de creación de empresas basadas en la comunidad, con gente que tenga experiencia en la gestión empresarial para luchar contra esta situación mediante la creación de empresas locales con sostenibilidad técnico económica bien planteada, de forma que su actividad puda generar al menos una parte de los recursos propios necesarios para mantenerse y crecer. La otra parte se podría entonces buscar en el “mercado” con ciertas garantías de éxito.

La otra conclusión que he sacado estos días, es que es muy necesario el compromiso de los usuarios, productores, socios, etc. No basta con la implicación (caso del cerdo y la gallina en el plato de huevos fritos con jamón). Y este compromiso, en el caso de las empresas sociales, debe concretarse mediante aportaciones al capital para garantizar el buen fin de la empresa social. Y aquí no hay diferencias con la situación de muchas empresas sociales en nuestro país. Pero de esto hablaré otro día.

Las fotos de esto artículo son imágenes de centros de salud de Mozambique

¿INVERSIONES DE IMPACTO PARA MEJORAR EL MUNDO?

En el último año he tenido ocasión de asistir a algunos foros de inversión EMPRESAS SOCIALES, organizados por prestigiosas escuelas de negocios y fundaciones, y confieso que el modelo de financiación que se conoce como inversión de impacto me provoca sentimientos divididos.

Usaré el término inversión de impacto para referirme a un tipo de financiación de proyectos sociales o medioambientales que tiene las siguientes características comunes:

  • Ponen el énfasis en el individuo emprendedor.
  • Atienden fundamentalmente a la finalidad social o medioambiental de la empresa.
  • Mantienen la supremacía del capital en la gobernanza.

Se trata de una traslación de un modelo de éxito en los países anglosajones, donde la cultura capitalista y la filantropía están muy arraigadas, y no había por el contrario tradición de empresa social. Un modelo que sin duda consigue atraer capital para proyectos sociales, aunque quizás esté sacrificando algunas cosas importantes y no se adapte bien a nuestra cultura.

En mi etapa al frente de la Federación de Cooperativas de Trabajo de Catalunya tuve la suerte de liderar el primer Programa de Impulso a de la emprendeduría social de Catalunya, junto a ESADE y Barcelona Activa. Ello me permitió conocer con detalle esta supuesta nueva tendencia empresarial. Lo primero que observé es que lo que se entiende por empresa social es diferente en el mundo anglosajón y en la cultura empresarial mediterránea (Francia como líder, y también España e Italia). En nuestra cultura en el concepto de empresa social damos más importancia a lo colectivo, a la forma de trabajar (escala salarial, reinversión de resultados, orientación a mercado,…) y a la participación (modelo de gobernanza).

En las cooperativas nos gusta decir que el beneficio es un medio necesario para conseguir nuestro objetivo social, cómo nos organizamos para conseguir ese beneficio y qué hacemos con él, es lo importante en nuestra cultura. Hay que reconocer que en el mundo cooperativo, y la economía social en general, hay empresas con más de 30 años que ya eran, son y serán empresas sociales, y es por este motivo que este movimiento de los emprendedores sociales se ve con sorpresa y hasta con algún recelo, y voy a explicar el por qué de este recelo, con la intención de aproximar posiciones. Estoy convencido que todos tenemos el mismo empeño, dar un sentido a nuestro trabajo y a nuestro dinero para conseguir un mundo mejor.

Por un lado, está muy bien que haya capital en manos de personas físicas e instituciones que quiera canalizarse hacia empresas que tienen como objetivo resolver una problemática social y/o medioambiental. El proceso de captación de capital favorece, sin duda alguna, una mejora del proyecto empresarial, no sólo en términos de solvencia, también en cuanto a la orientación a resultados, la gestión y la comunicación.

Al lado de inversores sociales cuyo criterio de selección de proyectos se basa esencialmente en el múltiplo esperado para su inversión, existen otros que se plantean la inversión con otros requerimientos adicionales. Pero en el fondo, quizás estemos reproduciendo análisis de empresas con el mismo criterio básico, maximizar el valor para el accionista. Y esto desvirtúa la práctica empresarial social.

La cultura americana rinde culto al individuo que con su esfuerzo es capaz de levantar un imperio, social en nuestro caso. A veces me gusta enfrentar la visión del líder visionario a la del liderazgo distribuido, prefiero la segunda, aunque debo reconocer que es más difícil poner buenos ejemplos de empresas sociales exitosas con liderazgo compartido, aunque los hay y no voy a nombrar para que nadie se sienta excluido.

La coherencia de nuestras acciones con los valores que se proclaman para las empresas debería reproducirse también en todos los ámbitos de nuestras vidas, no sólo en lo profesional, pero especialmente.

Pero con estas reflexiones me desvío de mi objetivo con este artículo. Decía que el proceso de captación de capital para la empresa social aporta cosas buenas, y todo ello unido debería resultar en una mejora de las expectativas de éxito y por tanto una disminución del riesgo para el inversor.

Ahora bien, el modelo anglosajón de inversión de impacto convierte  la plusvalía para el inversor en un objetivo central, y puede desviar la práctica empresarial de otros, socialmente más valiosos, como la generación de ocupación, la creación de cultura democrática o el impacto local. Además mantiene el poder en el capital, lo que a todas luces no es socialmente justo ni ético, me atrevería a decir. En cambio, un modelo de gobernanza basado en las personas me parece un criterio esencial y éste está en contradicción en las sociedades de capital.

La captación de recursos para las empresas sociales es esencial, ¿pero a cambio de qué? ¿No estaremos favoreciendo una economía social paliativa, simplemente? ¿No hay otra forma de financiar las empresas sociales?

Si a estas dudas añadimos que el modelo de inversión basado en el capital es casi incompatible con la fórmula cooperativa, donde el poder debe estar en manos de quien realiza la actividad cooperativizada, y no está ligado al capital. Debemos, en conclusión, ponernos a trabajar para desarrollar instrumentos financieros igualmente útiles, pero más universales, que puedan ser aprovechados por las empresas sociales, independientemente de la figura jurídica particular y que faciliten que todos los recursos de las empresas sociales se orienten a resultados económicos y sociales a la vez, mediante un gobierno en manos de las personas. Creo que así se trabaja de forma más amplia y profunda por un mundo mejor, aunque con las inversiones de impacto también sin duda y debemos encontrar la fórmula que nos permita sumar ambas cosas.